Salmo 63 (64)
Dios frustra los ardides
1Al maestro de coro. Salmo de David. 2∗ Oye, oh Dios, mi voz en esta queja; libra mi vida del enemigo aterrador. 3Ampárame contra la conspiración de los malvados; contra la turba de los malhechores, 4∗ que aguzan su lengua como espada, y lanzan su saeta: la palabra venenosa, 5para herir a escondidas al inocente; para alcanzarlo de improviso, a mansalva.
6∗
Afirmados resueltamente
en sus perversos designios,
se conciertan
para tender sus lazos ocultos,
diciendo: “¿Quién nos verá?”
7∗
Fraguados los planes dolosos (dicen):
“El golpe está bien preparado,
procedamos.”
¡Profundo es el pensamiento
y el corazón del hombre!
8∗
Pero Dios les manda una saeta,
quedan heridos de improviso;
9su propia lengua los arruina,
y cuantos los miran menean la cabeza.
10∗
Entonces todos temerán
y proclamarán la obra de Dios,
y reconocerán que es cosa suya.
11Entretanto el justo se alegrará en Yahvé
y en Él confiará;
y se gloriarán todos los de corazón recto.
2 ss. David, en medio de sus calumniadores, aguardaba humildemente la mano auxiliadora de Dios, como tipo y figura de Jesucristo, el Cordero de Dios. Libra mi vida: Los LXX vierten: libra mi alma, lo cual significaría, no solamente: defiéndeme, sino también: dame fortaleza para que no tema aun cuando me amenacen.
∗ 4 s. Las lenguas malignas (espadas y saetas) tratan de socavar la buena fama del rey. Véase Salmo 56, 5 y nota. A mansalva (versículo 5): Otros vierten: sin temor; la Siríaca: sin ser vistos
∗ 6. ¿Quién nos verá? Es la falaz confianza de todo malhechor. Pero Jesús nos dijo que nada quedará oculto (Lucas 12, 2s.).
∗ 7. El texto es oscuro y de diversa interpretación. Lo hemos vertido, como Calès, en la forma que
nos parece más adecuada al contexto, con el sentido, intensamente dramático, de un elogio al hombre, cosa muy propia de los malhechores. Otros prefieren presentarlo como una reflexión del
Salmista: “¡Oscuro abismo es el corazón del hombre!” San Agustín lo aplica, según la Vulgata, a los cálculos fallidos de los enemigos de Jesús, que creyeron impedir su Resurrección poniendo guardias en el sepulcro (Mateo 27, 62 ss.).
∗ 8. Les manda, etc.: Así el nuevo Salterio Romano. Otros usan el futuro.
∗ 10 s. Este final en que la súbita caída de los calumniadores servirá de escarmiento a todos, no es por cierto lo que ocurre actualmente en la vida ordinaria, y además contrasta con el resultado que tendrán las plagas del Apocalipsis (Apocalipsis 9, 20 s.; 16, 9 ss.). De ahí que es de pensar que, más allá del caso personal del salmista, se proyecta aquí la luz “del juicio mesiánico y del juicio escatológico” (Calès).
Tomado de la Biblia de Straubinger

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