Mes de María – Día 31 – El Blog de Zack

Mes de María – Día 31

De la Consagración ele nosotros mismos á la Virgen Santísima.

° Cualidades que debe tener nuestra consagración.
° A qué nos obliga.
° Ventajas que nos procura

La preparación (Aquí) como en la pág. 21

PUNTO I. Consideremos las cualidades que debe tener nuestra dedicación a la Madre de Dios para serle agradable y beneficiosa para nosotros. Debe ser sincera, no solo en palabras y promesas vacías, sino que debe surgir de un corazón lleno de respeto, veneración y cariño hacia esta admirable Madre. Debe ser completa, ofreciendo todo nuestro ser y deseando depender de ella en todo. Por último, debe ser irrevocable: una vez consagrados a María, debemos vernos como sus hijos, sirvientes y esclavos, perteneciéndole por siempre. Qué felicidad pertenecer y entregarnos a ella y a su divino Hijo, viviendo solo para Jesús y para ella.

PUNTO II . Al consagrarnos a María, debemos honrarla y servirla todos los días con profundo respeto y veneración. Debemos amarla como a nuestra madre, invocarla con confianza, proclamar sus grandezas, ganarle servidores fieles y extender su culto. Además, debemos esforzarnos en seguir sus ejemplos y virtudes. ¿Estamos decididos a cumplir estos deberes con fidelidad?

PUNTO III . Las ventajas de consagrarse a la admirable Madre de Dios son muchas. Según un autor piadoso, la devoción a la Virgen María nos brinda innumerables bendiciones. Los pobres encuentran en ella ayuda, los débiles obtienen fuerza, los enfermos hallan remedio, los ignorantes adquieren sabiduría, los afligidos encuentran consuelo, los pecadores obtienen gracia, y los justos son santificados. La protección de la Virgen se extiende a todas las personas y a todos los lugares. Su amor y compasión son mayores que los de todos los santos juntos. Aquellos que aman y honran a la Virgen María pueden esperar su especial intercesión a su favor, dada su gran preocupación por la humanidad.

La oracion para despues de la meditación (Aquí) pág. 25 y luego
la siguiente:

ORACION

¡Oh madre del santo amor! vos sabéis que vuestro divino Hijo no contento con haberse hecho nuestro abogado para con su Padre, os ha constituido también nuestra medianera para con él y ha dado tal eficacia á vuestras súplicas, que nada acostumbra negaros. A vos, pues, acudo, oh esperanza de los miserables; y en vos pongo tal confianza, que cuento mas en vuestra protección y en vuestra misericordia que en todas mis obras. Bien saben el cielo y la tierra, que no puede perderse aquel que es protegido de vos. Y así, aunque me olviden todas las criaturas, y aunque todo el mundo me abandone; con tal que vos no me olvidéis ni me desamparéis, quedan ya satisfechos mis deseos. ¡Oh María! en vos confio; en esta esperanza vivo, y en ella quiero morir, pronunciando con el corazon y con la boca: Jesús es mi única esperanza, y despues de él sois vos oh Virgen María!

EJEMPLO

Consagración á María.

Aquí tienes un ejemplo de ofrecimiento a la Madre de Dios, que nos muestra cómo debemos hacer la solemne consagración a la Virgen Santísima. Ella será el punto culminante de este mes de bendición y agradecimiento.

El Beato Hermán Premonstratense, que por su admirable devoción a María, mereció el renombre de José, siendo aún niño, se retiraba de las diversiones de su edad para ocuparse horas enteras con la Virgen Santísima y su divino Hijo, delante de una imagen en la que estaba representada la Virgen teniendo entre sus brazos al niño Jesús. Postrado allí humildemente, se le oía dirigirse familiarmente ya a la Madre, ya al Hijo, con aquella amable sencillez que sólo Dios puede inspirar a una alma inocente. Esta piadosa ingenuidad, por lo general, le movía a presentarle a la Virgen Santísima las flores, y algunas veces las frutas que le habían dado, instándola con una afectuosa importunidad a que aceptara aquellos pequeños presentes, y se sirviese de presentarlos a su Hijo. Esta inocente sencillez agradó mucho al Hijo y a la Madre, y el piadoso niño con esto mereció disfrutar a menudo de sus divinas conversaciones de un modo sensible y llegar con sus auxilios a las más sublimes virtudes.

Santa Teresa de Jesús, desde sus primeros años, se había también enteramente consagrado al amor de la Virgen Santísima. Su ternura a favor de esta divina Madre le inspiraba mil pequeñas maneras de honrarla. En su casa se había compuesto un pequeño oratorio, en el que había colocado la imagen de la Virgen Santísima, y visitándola muy a menudo, le ofrecía flores u otros pequeños presentes, que acompañaba siempre con algunas fervorosas oraciones. Estos tiernos sentimientos de devoción a María, se los había inspirado su piadosa madre Beatriz, y habiéndola perdido a la edad de doce años, sintió vivamente su muerte, y al instante mismo se fue a postrar delante de la imagen de la Virgen Santísima, suplicándole con todo fervor que se dignase recibirla por hija suya. Este ofrecimiento fue tan agradable a la Madre Dios, que desde aquel momento la tomó bajo su especial protección, y la dirigió en todas sus empresas. La santa misma asegura, que en todas las circunstancias en que se había encomendado a María, había experimentado siempre los efectos de su poderosa protección. Por lo mismo tenía tan grande confianza en esta Madre de misericordia, que ponía en sus manos las llaves de todos los monasterios que fundaba y la nombraba su primera Superiora.

Después de ver estos ejemplos, debemos dedicarnos con mucho amor a la Virgen María. Si queremos que le guste nuestra dedicación, presentémosle unos corazones llenos de respeto, confianza y ternura, y adornados con la práctica de todas las virtudes que ella nos mostró.

PRACTICA

Hagamos nuestra consagración á María con todos los sentimientos de la mas tierna piedad, y resolvámos renovarla de cuando en cuando.

Consagración a la Virgen María (Aqui)

JACULATORIA

Tuus sum ego: salvum me fac.

¡Oh divina María! Yo me entrego todo a vos, salvadme.

Lo demás (Aquí) como en la página 28

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