JUEVES DE PENTECOSTES

EL CORAZÓN DE JESÚS NOS ENVÍA EL DON DEL CONOCIMIENTO.

"No cesamos de orar por vosotros y 
de rogar que seáis llenos del conocimiento 
de su voluntad, en toda sabiduría e inteligencia 
espiritual, para que andéis como es digno del Señor,
 agradándole en todo, llevando fruto en toda 
buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios." 
(Col. 1:9-10)

Preludios como el domingo.

1er Punto. El conocimiento perfecto de Dios será a la vez la fuente de la beatitud y la beatitud misma. Cuanto más avancemos en esta gracia, más perfecta será nuestra vida espiritual. Podemos ilustrar esto considerando cómo la intimidad con nuestros semejantes resulta en conocimiento de ellos, y cómo el conocimiento, si son dignos de nuestro afecto, se consuma en amor. No nos preocupamos mucho por las penas y alegrías de aquellos de quienes sabemos poco, pero estamos ansiosos en proporción a nuestra intimidad o relación. Cuanto más conozcamos a Dios, más probable será que «caminemos dignamente ante Él»; nuestro conocimiento y nuestras obras aumentarán en un círculo bendito, promoviendo y avanzando mutuamente. Nuestro amor aquí está limitado a nuestro conocimiento, y debido a que «sólo conocemos en parte» y vemos «a través de un espejo, en forma oscura» (1 Corintios 13:12), no amamos como amaremos cuando nuestro conocimiento sea perfecto y nuestra visión clara.

2do punto. Pero aunque el don del conocimiento o la ciencia ayuda a la comprensión para discernir y comprender verdades oscurecidas, y así aumenta nuestro conocimiento de Dios, también nos ayuda en nuestra vida espiritual, al enseñarnos cómo realizar actos de virtud, al iluminarnos sobre el estado de nuestras almas y los movimientos secretos de nuestros corazones, y al mostrarnos cómo podemos utilizar las criaturas para nuestro avance, y evitarlas cuando pudieran ser perjudiciales para ello. ¡Benditas sean aquellas almas a las que Dios otorga abundantemente este don! Aman porque saben, y saben porque aman. Su camino hacia el cielo es claro y directo. La humildad y la pureza de corazón son sus virtudes características. Son humildes porque, por la luz de este bendito don, conocen a Dios y se conocen a sí mismos; entonces, ¿cómo podrían ser orgullosos? Son puros de corazón, porque su conocimiento de Dios les enseña cuánto Él ama esta pureza; y en la medida en que buscan purificarse, su conocimiento aumenta, porque Dios siempre se da libremente a los puros de corazón.

3er punto. Considera cuán sinceramente debemos orar por este don. El autoconocimiento es uno de los elementos más importantes en la vida espiritual. Cuántos apenas se conocen a sí mismos en absoluto, tal vez porque nunca han pedido este don bendito; hay tantas imperfecciones, tantas pequeñas búsquedas del yo, tantos propósitos que no son puramente para Dios, en nuestra vida diaria. Pero cuando Dios le concede este don al alma, ella ve de un vistazo -casi como vemos un objeto sin un reconocimiento mental distinto de su existencia- cuál ha sido el fin imperfecto, la auto-satisfacción, que casi había estropeado su acción, y lo ve con tanta paz que no le causa ni escrúpulo ni inquietud, solo aumenta su amor hacia Aquel que tan amorosamente soporta con ella; y con un pequeño suspiro de contrición y una mirada de amor, renuncia a la imperfección por un acto mental, y continúa su ocupación en el Corazón de su Amado con intención pura para Él.

Aspiración. 
"Bendito eres tú, Señor, enséñame tus justificaciones." 
(Salmo cxviii. 12.)

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